Incertidumbre, es la palabra que define el sentimiento de todos hoy en el mundo, causada por una guerra contra un enemigo tan fuerte y pequeño, pero que ha podido cambiar la historia de todo lo que habita en la tierra.
Tapabocas, lavado de manos y distanciamiento social han sido hasta ahora las medidas más efectivas para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2, y en nuestra cotidianidad como residentes de pediatría hemos adaptado estas normas de bioseguridad para al menos mitigar este sentimiento que genera la exposición a dicho patógeno. El tener limitadas ciertas prácticas en nuestro proceso de aprendizaje para protegernos de la enfermedad de COVID-19, genera frustración para muchos; limitar el contacto con nuestros pacientes, en especial un niño, que abraza, que da un beso a su médico, hace parte de los sentimientos negativos que esta pandemia nos deja. Por lo tanto, nosotros también deseábamos con anhelo: ¡UNA VACUNA!