Durante los últimos años, se han eviden- ciado las consecuencias del cambio cli- mático y la población pediátrica no ha sido la excepción. En Bogotá, las tasas de ca- sos de asma van en aumento, por causa de una mayor influencia de la contaminación ambiental. En estudios realizados por el Eu- ropean Respiratory Journal se demostró que casi un 11% de los nuevos casos es estimulado por la gran polución actual.
A pesar de que es bien conocido que el asma es una enfermedad crónica, muchas de sus complicaciones son prevenibles e incluso las medidas para esto son el primer eslabón en el tratamiento; por ello mismo, no se debe considerar como un punto de orgullo que nuestro país ocupe el puesto 20 dentro de 194 posibles, en la clasificación de nuevos casos secundarios a la influencia ambiental, siendo Bogotá la tercera ciudad con más casos nue- vos tras Lima y Shangai.
Pero no solo la contaminación ambiental se asocia al asma. La exposición a la polución se ha visto relacionada con una mayor tasa de prematurez, bajo peso al nacer y complicacio- nes durante el periodo neonatal. En la edad preescolar, hay mayores tasas de infecciones respiratorias agudas, que provocan entre 100.000 y 150.000 muertes al año, según registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en otros casos afectan su desarrollo neurológico y capacidad cognitiva.
Por ende, es muy importante que, como futuros pediatras, le empecemos a dar una mayor importancia al medio en el que se desarrolla la población pediátrica. Debemos asumir el rol de entes de regulación y tener un mayor compromiso con la contaminación ambiental, desarrollando actividades en busca de la disminución de estos disruptores.
Dentro de estas actividades debemos, desde el medio fa- miliar, recomendar el uso de medios de transporte como la bicicleta, que redundará en mejora de la condición física, dis- minuyendo el sedentarismo; también se debe reducir el con- sumo de energía en casa, con un menor uso de electrodomés- ticos, particularmente usados para ocio; aumentar el número de plantas en casa, estimulando acciones en los menores de edad al plantarlas, y un consumo mayor de agua en recipien- tes reutilizables, y así lograr restringir el uso de plásticos.
Estas acciones son pequeñas, pero gigantes frente a los pasos que nos está tomando la contaminación a nosotros y a la población pediátrica. Por ende, pensemos bajo qué con- diciones queremos vivir en una década, el siguiente año o, más cerca aún, el día de mañana; fomentemos acciones que generen cambios necesarios en nuestro medio ambiente.