Durante varias décadas, los médicos en Colombia tuvieron el anhelo de dejar de pagar altos costos por las matrículas de los semestres de una especialización médica, situación compleja y asociada a la imposibilidad de una oportunidad para obtener un ingreso salarial dadas las múltiples actividades asistenciales y académicas implícitas en las residencias del sector salud, conllevando a un desequilibrio económico así como a preocupaciones en un corto y largo plazo sobre cómo mantenerse financieramente y encontrar salidas a las obligaciones monetarias.
Este logro no fue fácil, requirió la tan aspirada unión del gremio médico y sanitario del país. Era injusto que no se valoraran las actividades presenciales y hospitalarias que realiza a diario el médico residente, adicionales a las exigencias propias de cada programa de formación.
Por medio de la Ley 1917 de 2018, se creó el sistema nacional de residencias médicas en Colombia, el cual busca crear el acceso equitativo a la formación en especialidades médico-quirúrgicas, con altos estándares de calidad técnica, humana, ética y profesional, en beneficio del mejoramiento de las condiciones de salud de la población.